No me agarró por sorpresa que hubiera problemas tras la marcha del CNTE al Zócalo la semana pasada. Después de todo, vivo y trabajo en el Centro Histórico de la Ciudad de México y no hay semana que pase sin que alguien quiera hacerse oir, o por lo menos lo intente. Algunos con más razón que otros.
Lo cierto es que lo que sí me sacudió un poco fue enterarme, a través de @beltrandelriomx y luego de los puntocoms de los diarios nacionales, que los maestros que gritaban improperíos frente a la SEP mientras se manifestaban quisieron además tumbar la puerta y en su afán lograron abrirle un boquete de un metro a una de las pocas puertas del siglo XVIII que sobreviven en esta jungla de concreto que me alberga día con día.
Y ya hecho esto ¿a quién se debe de achacar la culpa? Los protagonistas empezaron, como de costumbre, a jugar a la papa caliente: Que si fue la policía del GDF por no intervenir; que si el mismo Alonso Lujambio, Secretario de Educación Pública de la administración calderonista, por no atender las peticiones del magisterio; que si la sección 18 (Michoacán) del CNTE por no guardar las formas….
El chistecito saldrá en 300 mil pesos, pero el costo real es que nosotros los ciudadanos quedamos cada vez más decepcionados de quienes se supone llevan las riendas del país y sobre todo de aquéllos que se saben responsables de los millones de niños y niñas que asisten a las escuelas.
Mal ejemplo no únicamente para los chiquitos sino para todos los que buscamos una salida a nuestra actual situación.
Acciones como ésta más que abrir puertas nos las cierran. En la cara. A todos los niveles. Este tipo de noticias trascienden géneros, razas, fronteras. Es una vergüenza compartida que hace eco y queda marcada (para mal) en el libro de nuestra historia.
¿Será la violencia la única forma de llamar la atención de la alta burocracia? ¿Les importará algo más que los viajes, las fiestas (con mucho alcohol) y el futból? ¿Sabrán los líderes de los sindicatos que hay otras maneras, otros caminos? ¿Se darán cuenta del daño real que provocan?
Una persona a la vez, hace la diferencia 